Kayla Reed

por **Kayla Reed** Jue Mar 01, 2012 8:24 pm

Nombre: Kayla Reed

Edad: 16 años.

Lugar de Nacimiento: Distrito 4

Fecha de Cumpleaños: 21 de Diciembre.

Personalidad: A primera instancia, soy una persona bastante reservada y fría o indiferente que tratará de alejarte, dejarte como un simple conocido, de manera que no me puedas llegar a afectar en lo emocional. Si llegas a pasar esa coraza, descubriras lo soñadora que soy y que puedo ser más cálida y capaz de dar afecto.

También soy bastante decidida y terca, cuando se me mete una idea en la cabeza nadie me la podrá sacar. ¿Arriesagada? Bastante, tanto que expongo mí vida.

Descripción física: Rubia de tez blanca y ojos azules. Altura promedio y delgada. Su cabello es bastante largo.Si consigue, normalmente resalta sus ojos con delineador y sombras negros.

Gustos: Soñar que algún día las cosas serán diferentes. La pesca y el la práctica en el uso del cuchillo, ya me mantienen tranquila y centrada.

Miedos: Ser un objetivo del Capitolio o enrollarse demasiado con el. También tiene miedo a encariñarse demasido con las personas por el mismo miedo de perderlas después y terminar como su madre.

Historia: Una sola noche, donde el miedo ante el día porvenir había sido ahuyentado y dejando paso a la felicidad sólo por el amor entre la joven pareja de Lira Clain y Kay Reed, de dieciocho años cada uno. El sentimiento no duró más allá de las veinticuatro horas. Kay fue llamado como tributo del distrito a los Juegos del Hambre. La despedida fue doloroza, mas la muerte de Kay destruyó a la joven Lira por completo. Y fue peor cuando recibió la última vuelta del destino: estaba embarazada.

Mi madre los primeros años de mi vida trató de ser fuerte por mi, más su cuerpo frágil y estado de depresión que nunca logró superar alimentado con cada juego no resistió mucho. Cuando tenía tcuatro años, el gobierno del distrito me llevo al orfanato, aunque desde entonces la visito de cuando en cuando.

A partir de ese momento, tuve que volverme fuerte. En orfanato, la comida es peleada, los débiles caen de hambre. Tuve que fortalecerme para lograr proteger mis pocas pertenencias y comida. Me tuve que aprender a defender de los chicos abusivos, formando mi carácter. Un día a la edad de coho, de vuelta del colegio, me encontré con un anciano que tenía pescado. Y no sólo eso, era fresco. El hombre se compadeció de mi, cosa ya bastante extraña en esos días. Desde ese día, me decidí que me enseñaría a pescar. El anciano me enseñó a hacerlo con cuchillo. En un lugar ya alejado del pueblo, donde casi nadie va porque se sabe que hay criaturas un tanto peligrosas en esas aguas, aventábamos migajas o caulquier cosa poco comestible que pudiesemos encontrar. Cuando un pez saltaba para comer las migas en el aire, se lanzaba el cuchillo con precisión. Tardé dos años para conseguir buena precisión, y para practicar, el anciano me regaló. Lo que pescaba, lo llevaba con mi madre, que parecía empeorar cada vez más, y a los niños pequeños del orfanato.

A los once, conocí de manera más cercana las represiones del Capitolio. El anciano fue castigado con latigazos por hacer “pesca furtiva” y murió en el lugar. Ese día, aprendí dos cosas. Uno: el Capitolio es tu peor enemigo, completametamente repudiable. Dos: No te encariñes a nada, porque de un momento a otro…. te lo arrbatan.

Desde entonces, comencé a distansiarme de las personas, convirtiendome en una fría solitaria. Mi madre es lo único que realmente quiero, por la cual daría lo que sea para conseguirnos una vida mejor. Incluso si eso significa entrar a la sucia red del Capitolio: Los Juegos del Hambre.

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